En la vida siempre es bueno y saludable realizar proyectos que nos nutran y enriquezca en la parte cultural, ideológica, de conocimiento lingüístico y social. Siempre había querido conocer una reserva indígena, máxime que me apasionan las culturas y las lenguas indígenas. En el 2009, asistí a un conversatorio en el Centro Cultural España ubicado en barrio Escalante, y ahí tuve la oportunidad de conocer a un ngäbe, que luego llegaría a ser un buen amigo.

Emprendí por mi cuenta una visita a la reserva indígena "La Casona" en noviembre de 2010. Este fue mi primer contacto con la comunidad ngäbe. Mi  bien amigo, don Alexis Rodríguez Gallardo, tuvo la amabilidad de hospedarme en su casa.

El propósito de mi visita era conocer la reserva evidentemente y aprender un poco de su lengua ancestral y autóctona. Recordemos que a esta lengua en español se le llama más comunmente, guaymí. Pero sus hablantes la llaman lengua ngäbe o ngäbere, lo cual resulta difícil para la gente ya que el sonido inicial de "ng" no existe en el idioma español.

En esta visita tuve la oportunidad de conocer a un amigo de don Alexis, el cual es el que da las clases de ngäbe en una academia ubicada en dicha reserva. Ahí se imparten clases de cultura e idioma ngäbe. Está orientada principalmente para los residentes de "La Casona." Sin embargo, personas externas a la comunidad son bienvenidas. La academia de la que hablo se llama, Centro Académico Profesional de Idioma y Cultura Ngäbe, posiblemente es el único lugar en Costa Rica que ofrece clases de guaymí a nivel conversacional.

Mi visita fue muy breve como para darme una idea general de la comunidad, y lejos de querer generalizar sobre algún aspecto de los ngäbes, prefiero no comentar sobre algo que desconozco. Si bien es cierto, he escuchado comentarios de algunas personas que consideran a los indígenas de nuestro país como personas de mentalidad cerrada, de personalidad reacia, desconfíados. Pero todas estas ideas o concepciones son erradas. Las sobregeneralizaciones hacia un grupo étnico son siempre fútiles. Además, es preferible no juzgar a ninguna etnia puesto que no sabemos lo que conlleva sentirse rechazado, marginado y perseguido como han sido los indígenas en Costa Rica por una sociedad tan perserva como la actual.